Es la vida tan efímera como un suspiro en el silencio.
Pasamos por ella sin percatarnos de lo que tenemos.
Somos vulnerables al olvido, a la despreocupación
por no apreciar todo esto, nos rendimos en la insatisfacción.
Pasamos por ella sin percatarnos de lo que tenemos.
Somos vulnerables al olvido, a la despreocupación
por no apreciar todo esto, nos rendimos en la insatisfacción.
La caricia tierna de una madre que alivia cualquier dolor,
la orgullosa sonrisa de un padre que ve a su hijo graduarse con honor,
la mano fiel de un amigo que te ayuda a ser mejor,
son esas las cosas que el tiempo descuidó.
Hacemos de nuestro trayecto una constante insuficiencia.
Permitimos que todo se resuma en simples quejas.
No somos conformes con la voluntad de nuestro Señor.
Es un lamento nuestra vida, un problema sin solución.
Buscamos mil excusas por los errores que hemos cometido
culpamos a los demás por todo lo sucedido
nos engañamos nosotros mismos sin pensar que a lo mejor
somos propensos a equivocarnos, pues perfecto, solo Dios.
No es que sean estos versos la historia de mi vida,
mas confienso que quizás la culpa es solo mía
hoy me encuentro con una alma llena de rencor
que ve siempre lo malo de cada situación.
Es mi testimonio el centro de este poema
que escribo con la intención de plasmarlo como prueba
hoy me he dado cuenta, he estado equivocada
esto fui alguna vez, diré en el mañana.