En una de esas pocas clases de la maestría que estoy cursando, de esas que si valen la pena y no están en el pensum para exprimir los bolsillos de los estudiantes, el profesor compartió un video bastante interesante titulado "La Vaca" y nos hizo la siguiente pregunta:
¿Y tu que clase de vaca llevas en tu vida? ¿Habrá solución? Ya les cuento de donde surge la pregunta.
El video nos cuenta la historia de un sabio que lleva a su discípulo a dormir en una casa paupérrima en un pueblo paupérrimo donde viven personas paupérrimas y lo que es peor aun, conformistas. Esta familia, a pesar de su miseria, poseían una vaca la cual era prácticamente su único bien y su vida giraba en torno a esta. Luego de pasada la noche, el sabio y su discípulo dejan la casa y el sabio para concluir su enseñanza le clava un cuchillo y ya no hay más vaca. Inmediatamente, el discípulo preocupado se cuestiona si, sin siquiera notarlo, formó parte de una atrocidad que dejaría a la familia en la ruina total. Pero ¡Sorpresa! Luego del tiempo, cuando el discípulo regresa a ver que había sido de aquella familia, se encuentra con una casa enorme donde estaba aquella casita en exceso de humildad. Y, lo que es más sorprendente aun, la casa estaba habitada por la misma familia que el creyó haber dejado en la ruina. Pues resulta y viene al caso que esa "terrible" acción del sabio fue lo que provocó que la familia despertara de su largo sueño de conformismo y los hizo sembrar legumbres para poder alimentarse lo que resultó ser un excelente negocio para ellos. De ahí, su riqueza.
Aterrizando todo esto a mi vida puedo decir que la vaca sería todo aquello que me hace permanecer recostada en mi zona de confort. Usualmente, los seres humanos aprendemos a sobrevivir más que a vivir. A veces por miedo a lo desconocido o al riesgo, por temor a fracasar o por simple vagancia. La vida se nos pasa y entramos a un círculo vicioso de hacer lo que siempre hacemos y, por lo tanto, volver a donde siempre hemos estado. A menos que rompamos este círculo, la vida continuará siendo segura pero fácil, simple, aburrida y predecible.
Entonces, volviendo a la tarea, ¿Cuáles son las vacas en mi vida? Ciertamente tengo miedo al fracaso, siempre he querido poner mi propio negocio y dejar de ser empleada, pero ya tengo un trabajo y mis padres me ofrecen las demás facilidades. Apuesto que si no tuviera todas estas facilidades, si me viera en la necesidad de conseguir dinero, si no tuviera este trabajo, tendría que buscar con urgencia algo que hacer, pero está la incertidumbre que viene con los nuevos negocios la cual definitivamente no forma parte de mi zona segura. Quizás, viéndome en esa situación, buscaría trabajo antes de intentar navegar en mi propio velero y de no encontrar otra vía, terminaría haciendo lo que siempre quise: tener mi tienda de envoltura de regalos.
Además del miedo a perder y de no tener la necesidad, debo admitir que estoy cómoda, tranquila y, aunque no voy con una sonrisa a mi trabajo todos los días, puedo vivir con eso. Encargarme de mi propia empresa implica responsabilidad y trabajo arduo y quizás, baja remuneración durante la etapa de crecimiento. Entonces pasaría de un trabajo aburrido y cansón fácil a un trabajo divertido, interesante y complejo. Lo que me pone a elegir entre el trabajo fácil con adecuada remuneración y un trabajo difícil con probablemente baja remuneración. Pero que me importa si podría sobrevivir con las facilidades de mis padres. Al final de todo, lo único que necesito es su apoyo, ahora es cuando puedo jugármela ya que no quedaría en la ruina total, pero, los seres humanos requerimos muchas veces no tener otra opción para emprender nuevos caminos. Tal como aquella familia paupérrima a las que perder su vaca fue lo mejor que les pudo pasar.
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