Hoy se me ocurrió detenerme a analizar un poco la manera en que la vida ha cambiado. Recordando todas las cosas que tuve y destruyeron mi corazón el día en que decidieron marcharse. No es nada fácil afrontar la realidad de que hay que seguir adelante. Aceptando que hay amores que murieron, amistades que se fueron y viviendo con todo lo que alguna vez desperdicié.
Es justo en momentos como este en que la nostalgia se sienta a mi lado para no dejarme sola. Patético es el hecho de que, aún sabiendo que de nada sirven los lamentos, vuelvo y caigo en lo más profundo de la tristeza donde merodean los arrepentimientos. Palabras que dije, fuera de lugar; llamadas que nunca debí ni siquiera pensar en marcar; silencios que no aproveché para expresar sentimientos; dudas que nunca aclaré por mi estúpido ego.
Sin embargo, hoy veo de que forma el tiempo ha trabajado en mi. La madurez que he adquirido se lo agradezco a todo aquello que viví. Por todas esas tonterías que cometí alguna vez, hoy me encuentro justo en el lugar al que me toca corresponder.
He vivido mucho, mas hoy soy tan feliz. Sabes bien de que hablo, te lo debo todo a ti. No me canso de decirte cuanto sufrí en mi pasado, pero mil y una vez lo viviría si eso me llevase hasta tus brazos.
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