Nostálgicos los días en que recuerdo, que lo simple de la vida, se ha vuelto ayer. Cuando no existía maldad y todo mi alrededor estaba cubierto de inocencia. Aquellos momentos en los que por instantes, te sentía en mi vida. Es que no eras tan inalcanzable, como lo eres hoy en día. Difícil se me ha hecho enfrentar, esta cruda realidad, donde las cosas buenas terminan, y las malas, no me dejan tener paz.
Un corazón que no entiende, esta sensación de que algo está faltando y dolorosas memorias que atormentan mi existir. Y no obstante, como si no fuera suficiente, esta necesidad de ocultar lo que siento. Buscando evitar muestras de debilidad, para así sentirme segura, a cuesta de vivir como una moneda, a base de dos caras.
Además este silencio que absorbe mi vida, por debajo de toda la algarabía que suelo presentar. Mientras todo lo que escucho son vanos pensamientos, todo lo que muestro, pura falsedad. Presumiendo fortaleza, supones que nada me afecta. Todo para que no te des cuenta que ahí está el dolor, acabando con mi ser.
Como una nube negra, fue llegando la tristeza, opacando esa luz que mostraba al sonreír. Las estrellas angustiadas, la luna sollozaba, me miraban desvelada, apiadándose de mí. Añorando un pasado que ya no volvería, sin encontrar la valentía, para poderme resignar.
Solo me queda preguntarme: ¿Dónde estarás ahora?, soñada felicidad. ¿Por qué te has alejado? ¿Acaso te he fallado?
Dime cómo hago para tenerte aquí otra vez...
Te cuento que en tu ausencia, he sentido soledad. Aunque he tenido compañía, eso no te lo puedo negar. El frío no me ha dejado tranquila. El dolor se ha encargado de no dejarme respirar. Y en aquellos momentos, en que más sola me he sentido, la desdicha se ha convertido, en un traumático suspiro.
De verdad te he extrañado, ¿Cuándo piensas volver?
Sabes que siempre he luchado
Pero ya sin ti, no sé qué hacer...
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