Hay veces que puedo ser inteligente para tantas cosas.
Tengo la fuerza para lograr retos increíbles
Que nadie más puede, ni pensar en intentarlo.
Existen momentos en los que me siento en la cima del mundo
allá donde nada me puede vencer,
pues tengo la habilidad de realizar todo lo que me propongo.
Cuando conmigo nadie puede y el universo está en mis manos,
pienso que todo lo querido, lo he logrado.
Hasta que llega ese momento,
ese terrible momento,
donde estás tú.
Luego me acuerdo,
lo pienso,
lo siento,
cambia todo mi parecer de la realidad.
Empiezo a preguntar ¿Dónde estás?
¿Qué hago con tanto poder
y esta gran seguridad?
¿Por qué no me sirve nada?
¿Por qué tenerte me hace falta?
¿Qué es lo que has hecho en mi vida?
¿Como encuentro una salida?
Todo se derrumba,
luego ya no hay más,
¿A dónde has ido, felicidad?
Yo te tenía conmigo.
Esta insuficiencia está plasmada en mi sentir.
Por encima de cualquier sentimiento,
soy débil ante este complejo,
por más que lo evito y me alejo de eso,
vuelve y me pisa tu recuerdo.
Me baja desde allá arriba,
no me deja respirar,
me engancha a una rutina
donde simplemente tu no estás.
En mi presente, tu ausencia,
mi mayor debilidad,
pues nada de lo que tengo necesito,
y todo lo que me hace falta eres tú.
Sigo atada a tu espalda,
a sentirme insaciada,
nunca era suficiente,
la infinidad de tu mirada.
Tú no complementas mi vivir,
sólo eras todo lo que quería sentir,
mi única guarida de la inmensa melancolía.
Y al darme cuenta que me encuentro perdida,
que ya no quedan mas vías para alejarme de la soledad,
desisto ante este remordimiento,
por seguirte queriendo,
aunque en mí no pienses más.
Las fuerzas se han esfumado,
el miedo ha aumentado,
es hora de entender la verdad:
ya no estás a mi lado,
tu presencia se ha marchado,
y al futuro no lo puedo detener,
te has vuelto pasado
y lo debo comprender.
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