Acá, lejos de la civilización,
apartada de la locura que habita en la capital,
donde los ruidos me impiden escuchar a mi corazón
y la vida va y viene sin ninguna razón,
me doy cuenta de las cosas que debo valorar,
viendo en el campo las aves volar,
analizando mi mundo, todo mi alrededor,
tomando las cosas con profunda respiración.
Se desconoce el ruido por estos caminos.
La calma me inunda, el silencio complementa,
tiro una lanza directo hacia el destino
pidiendo deseos al mirar las estrellas.
Dejo en libertad todos mis sentidos
pues no hay nada más en esta vereda,
levanto la cara al cielo a ver lo que miro
y me encuentro con una sonrisa
de la inmensa luna llena.
Respiro del olor de vivir sin problemas,
Pruebo el dulce sabor de la paz,
siento las fuerzas de mi corazón
al encontrarme tan lejos de la preocupante ciudad.
0 comentarios:
Publicar un comentario