Me hastía ver como personas malvadas se salen con la suya. Son felices y a pesar de que hacen daño poseen todo lo que desean. No es justo… ¡No!, ¡No lo es! Me hace tanto mal cuando escucho el llanto de una amiga que confió plenamente en otra persona y solo se aprovecharon de su buena voluntad. No es que yo le desee mal a nadie, pero quien a hierro mata a hierro debe morir.
No está bien porque esas personas que hieren, son egoístas, mienten, al ser premiadas, pues nunca cambiarán. Al recibir méritos a pesar de sus malas intenciones seguirán actuando de la misma manera, pues si así les va bien, así continuarán.
Ver a las personas que me han hecho daño, que conmigo han jugando, que me siguen hiriendo y que actúan sin importarles lo que sienta mi corazón, así como si nada, después de yo entregarle hasta el alma, sinceramente me quita la calma. Sé que no es lo correcto sentir estos malos sentimientos, pero cada quien debe recibir lo que merece. Si por lo menos yo no me sintiera de esta manera. Pues yo soy la única que me afecto, cargando el rencor bien adentro.
Me canso de preguntarme, por qué la que sufro soy yo, por qué la que lleva el pesar en mis pensamientos soy yo, por qué si yo fui buena, por qué si fui tan sincera. Son cosas inexplicables que solo entiende Dios.
Sé que escribiendo esto no cambiarán las cosas, pero es que necesitaba desahogar lo que siento. No puedo callar lo que pienso. Espero que entiendan mi situación, si lo callo, explota el corazón.
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